Cada día, cada etapa tiene sus cosas. Cada momento que vivimos tiene un sentido. Guarda un porqué, un motivo, un aprendizaje. Entender que todo lo que nos ocurre es parte del camino no siempre es fácil. Y a veces caer en el pánico, o la queja, el miedo o la autocompasión, son toda una tentación.
Pero no debemos. Por el contrario mantenernos firmes, alegres y agradecidos, y encarar los problemas con valentía, sinceridad y calma, es el único camino posible.
La vida pone pruebas a los corazones nobles, a las mentes ágiles, a las personalidades fuertes, al talento y al coraje.
Para los que no se conforman, no temen el cambio y van siempre en pos de la autenticidad, la evolución, la superación y la realización, hay pruebas que superar. Desiertos que atravesar. Laberintos de los que salir, buscando la salida contrarreloj, para encontrar el Sendero Verdadero.
Y eso es lo que forja una vida llena de experiencias. Lo que nos hace valiosos. Lo que nos mantiene humildes y serenos. Lo que nos hace aprender del mundo y de nosotros.
Y cuantas más preguntas nos hacemos, cuantas más crisis vivimos y cuantos más desiertos cruzamos, nos volvemos más eternos, más libres y más sabios.
De esa manera nos labramos el porvenir. Que siempre es un camino hacia adelante. Siempre es una nueva pregunta, un nuevo reto, una nueva prueba y con ella, otra oportunidad.
Dentro de mi credo, está la absoluta convicción de que toda vida tiene un propósito. Tengo fe en que existe un plan para cada uno de nosotros.
Y de que por más absurda que parezca la vida en muchas ocasiones, con sus injusticias, sus sufrimientos y sus contradicciones, hay detrás de todo un sentido y una razón para nuestra existencia.
Comprendo, igual que trato de comprender a todo el mundo, porque eso es también comprenderme a mí misma, ese nihilismo de afirmar que la vida no tiene sentido, no hay dios que valga, y lo de que la muerte es el fin y no hay nada más.
También pasé por esa fase en mi vida en algún momento. Recuerdo el dolor y la confusión. Pensar que la vida no tiene sentido y querer ignorar el milagro que supone estar aquí y contemplar las maravillas de la madre tierra y del universo es una decisión al fin. La que más sufrimiento provoca.
Querer racionalizarlo todo, comprenderlo todo, pensar y pensar sin querer oír esa voz que repite sin cesar, que la vida es algo más y que no es la mente la que te dará la solución, sino la voz que en el silencio se pronuncia certera, es una vez más, una elección.
Estar aquí y ahora al 100% es la única manera de que el futuro sea como esperamos. De poder hacer realidad nuestros sueños. De que tenga sentido el día a día y de realizarnos íntegramente segundo a segundo.
Las pruebas serán superadas y las lecciones aprendidas. Una vez tras otra. Es eso, o la condena de la repetición, la muerte en vida del aburrimiento, la mediocre normalidad y el confort del miedo y la prudencia.
Organicemos el porvenir. Superaremos juntos cada prueba, cada desafío. Empecemos hoy ordenando el armario, las dudas y los besos.
Es bonito lo que dices, y a veces lo creo, en otras ocasiones en cambio desespero y me enfado no sé muy con qué o con quién, a veces hasta conmigo misma. En cualquier caso mañana tomaré una decisión una decisión importante, quizás ya esté tomada, pero necesito mantenerme firme y hacerle caso a mi intuición, y a partir de ahí vendrá la parte más difícil, fluir y confiar. Gracias por compartir tus pensamientos.
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