Quedan

Quedan los que siguen amando lo que hacen, y haciendo lo que aman. También están los que siguen cantando en la ducha. Los que se escapan a fumar un cigarro a la terraza. Los que riegan las plantas cada día. Quedan los que te ceden el paso sonriendo en el portal.

Quedan las miradas de complicidad. El cielo abierto de los que crean oportunidades para otros. Quedan las manos tendidas de quien después de cuidar de si, tiene para compartir con los demás.
También quedan locos y locas. De los necesarios para que este mundo siga manteniendo la cordura. Queda la esperanza impoluta vestida de verde, como se visten de verde los campos cada Primavera, por más duro que haya sido el crudo invierno.

Quedan los que invitan a una birra virtual. Los que te prestan dinero sin esperar nada a cambio. Quedan los que escuchan. Los que guardan silencio. Los que abrazan espiritualmente al triste. Quedan los que no temen el paso del tiempo, ni a los virus, ni a las crisis.
También quedan las canciones vibrando en el aire. Quedan las fotos que tomamos con los ojos y guardamos en el alma para siempre. Quedan las lecciones aprendidas. Todas. Las de matrícula de honor, y las de necesita mejorar.

Quedan las manos De Dios, que son las manos de una madre, limpiando los mocos de la cara de un niño. Quedan los que ponen comida a los gatos callejeros. Quedan los que aman este mundo, a sabiendas de que está muy enfermo.

Queda este momento que es solo tuyo. Lo que late debajo de la marabunta de tus pensamientos. Queda la emoción sencilla de los que saben que hay que estar fuera del mundo, para poder amar.

Y queda la semilla. Pequeña. Diminuta. Guardando el misterio inconmensurable de la vida.

Sigamos brindando por la vida y el amor. Por los que quedan. Por los que aman. Por los que de verdad sienten y son.

El Año en que el mundo se paró.

Aquel fue el año en el que el mundo se paró. El año en el que volvimos a jugar al parchís, en el que todos los días parecían domingo, en el que teníamos tiempo para ver a través de los cristales, la lluvia caer sin prisa alguna. El año en el que los niños y las niñas hicieron que las horas se llenaran de juegos y de risas, y de sueños en los que jugábamos en los parques y corríamos por la playa. Fue el año más duro que el mundo había vivido en siglos. Mucha gente no superó aquella terrible enfermedad, y el dolor y el sufrimiento nos sacó de nuestro mundo cómodo y confortable.

#quédateencasa #yomequedoencasa

Se trataba de encontrar el sentido de las cosas. Se trataba de volver a la esencia de las cosas importantes. Se trataba de aceptar las circunstancias y comprender que formábamos parte de algo más grande que nosotros y nosotras mismas. Algo que hoy, quizá seamos capaces de comprender.

#coronavirus #pandemia

Volvimos a abrazarnos. Volvimos a llenar las plazas. Nos hicimos más responsables y dejamos de permitir que los que mandan tuvieran tanto poder sobre las personas. Seguimos aplaudiendo a los que curaban, y después aplaudimos a los que pescaban, a los que cultivaban el campo, a los que se ocupaban de cuidar a los demás, aplaudimos todo aquello que comprendimos era lo fundamental.

No olvidamos nunca jamas que la generosidad y la colaboración, eran la única manera de superar las dificultades. De que el arte y la cultura eran nuestra arma y nuestra alma. Que la tierra era nuestro hogar y la pachamama la que nos cobijaba a todos y a todas bajo su cielo infinito. Volvimos a tener Fe y Esperanza, y nos dimos cuenta de que eran tesoros, mucho más valiosos que el oro.

#soylenabu

Buscando el centro del laberinto.

Nos enseñan desde pequeños que hay que salir del laberinto. Qué distinto sería si desde chiquitos aprendiéramos a buscar el centro del mismo en vez de salir corriendo, buscando la salida más rápida. Y una vez encontrado, deberíamos sentarnos allí a contemplar, a contemplarnos.

No se porqué pero siempre imagino que en el centro del laberinto hay una higuera gigante, y talladas en las raíces que asoman por fuera de la tierra, cómodos asientos de madera donde poder sentarte a deleitar primero las brevas, luego los higos.

El trabajo es ese para mi. El de la contemplación absoluta. El del silencio certero donde puedes escucharlo todo. El de parar y no hacer nada. ¡Cuantísimo me esfuerzo en ello si os soy sincera! Me esfuerzo en estarme quieta. Porque todo en este mundo te empuja a hacer y hacer y hacer. Y olvidamos como ser, sencillamente.

Hay que subir a la superficie a tomar aire, claro está. Hay que estar en el mundo porque solo viviéndolo intensamente aprendemos y cambiamos. Y solo cambiando podemos llegar en paz a la muerte. Porque hay que caerse, levantarse, enamorarse, relacionarse, volver a caer y por supuesto volver a levantarte.

Pero realizada la experiencia, después de lanzarte al vacío de las circunstancias y exprimir la vivencia, no queda otra que ir hasta el fondo de nuevo. Volver a profundizar en ti.

Volver a buscar el silencio, recolocar las cosas, deshacerte de lo viejo, y entonces…

Volver a Crear algo nuevo para ti. Crear una realidad distinta un poquito mejor que la anterior. Donde haya menos dolor. Donde encuentres un poquito más de paz. Donde puedas simplemente, ser tu.

#soylenabu

Cuando un niño llora

Maternidad Consciente

Crianza respetuosa

CUANDO UN NIÑO LLORA

Cuando un niño llora, es porque hay algo que le supera. No puede gestionarlo, ni expresarlo, y además le está provocando un malestar. Siempre hay que atender ese llanto, y no ignorarlo ni decirle que no llore. Porque es en este momento cuando se sientan las bases de su inteligencia emocional.

Un niño respetado, al que se le tiene en cuenta, al que se le explican las cosas con cariño aunque sea pequeño, y se le da de vez en cuando la posibilidad de decidir, será un niño con una buena autoestima, capaz de conciliar.

Un niño al que se le escucha cuando llora, al que se le pregunta qué le pasa y se le permite desahogarse, será un adulto que sabrá gestionar sus emociones, expresar sus sentimientos, y que tendrá más posibilidades de relacionarse y establecer relaciones satisfactorias. Lena Bu. #maternidadconsciente #crianzarespetuosa #crianzaconapego #educaciónemocional #inteligenciaemocional #maternidadpoética #maternidad

Mi hijo Hermes con 2 años

Cuando Castigamos a un niño

Cuando castigamos a un niño desde el enfado y la hostilidad porque han hecho algo que no nos gusta, cuando les retiramos la palabra o la mirada, lo que provocamos en ellos es un sentimiento mucho más complejo de lo que imaginamos.

Los niños no pueden dejar de necesitarnos y de querernos y de buscar llamar nuestra atención, incluso cuando los padres están enfadados. Es así como el instinto funciona para mantenerse con vida y estar a salvo. Tener a mamá pendiente de mi hace que yo exista y no me pase nada malo. Porque a veces no saben si tienen hambre, si están cansados, si están tristes o enfadados, y necesitan que mamá y papá velen por ellos y les ayuden a identificar las necesidades para poder satisfacerse por ellos mismos cuando sean mayores.

Si mamá se enfada porque he hecho algo que no le gusta, y me castiga, y además no me explica con calma que es lo que he hecho y porque no está bien con todo lujo de detalle, para que yo lo comprenda, lo que ocurre es que el niño siente que deja de existir, siente que no es merecedor, que no se le quiere, que no vale nada, y se culpa dejando de amarse a él mismo.

Esto trae en un futuro problemas de autoestima. Problemas de inseguridad y carencias afectivas que darán lugar a adultos que tendrás relaciones insatisfactorias y dependientes, siempre en la búsqueda de complacer a los demás para ser amados.

Un niño que se porta mal es un niño que se siente mal. Lo que precisa es un extra de atención y de cariño. Es así de sencillo.

La crianza es un asunto serio. Tenemos la oportunidad de crear una sociedad mejor si criamos individuos que sean realmente sanos emocionalmente y puedan relacionarse en Libertad.

Si sometemos tendremos niños sometidos que el día de mañana querrán someter, querrán dominar, y tendrán necesidad de reforzarse de alguna manera para existir y ser tenidos en cuenta.

Así que cuando siento que se me acaba la paciencia, o me sorprendo con alguna travesura, o sencillamente estoy cansada, es cuando más atenta tengo que estar.

El no está aquí para complacerme y si le amo libre, no puedo pretender que haga lo que yo quiero. No es difícil, no es complicado, no es sacrificio, es amor.

Dadme otras madres y os daré otro mundo decía San Agustín. Y es que

No se trata de querer mucho, se trata de querer bien.

“Cuanto peor se porta un niño, más ayuda necesita, más amor necesita, más mirada necesita, más comprensión necesita, más escucha necesita, más empatia necesita… Y lo que suele recibir de nosotras es rechazo y castigo… “ Yvonne Laborda

MI HIJO NO ES DE MI PROPIEDAD

«Solamente dos legados duraderos debemos aspirar a dejar a nuestros hijos. Uno raíces, el otro alas.»
Hodding Carter

Un día uno comprende, con suerte más temprano que tarde, que Amar no es poseer.
La vida es un continuo cambio, una constante evolución. Una sucesión de pequeñas muertes, que nos llevan a renacer a otras etapas, en otras condiciones, como parte del aprendizaje del camino.

Apegarse es condicionar tu felicidad a los afectos. Es pensar que sin esa persona no podrías vivir. Es querer retener, poseer y limitar al amado, para que nunca se vaya. Es hacer responsable al otro de tu felicidad.

El desapego consiste en comprender, que estamos en un constante cambio y que soltando de la mano lo que amamos, y dejando que sea libre, no perdemos, sino que ganamos en Amor del de verdad. Del sincero y eterno. Del Amor valiente y respetuoso. Sin intereses ni dependencias, que nos lleva a una relación sana y equilibrada. Un amor sin dolor ni sufrimiento.

Es una experiencia intensa y dolorosa, pasar de ser uno a ser dos, tanto para la madre como para el hijo, y es importante vivirlo y aprender de ello de manera consciente. Cuando un bebé se ha gestado durante 9 meses en el seno de  una mujer, todo lo que sabe del mundo cuando nace, lo sabe a través de su madre. Por eso durante los dos primeros años de vida una madre y un bebé es como si fueran uno. No hay conciencia para el bebé de su propia individualidad. Y de esta manera la madre naturaleza trabaja para que ese bebe salga adelante dándole a la mama un montón de recursos que la ligan al bebé de una y mil formas para poder satisfacer todas y cada una de sus necesidades.

Trabajar el vínculo madre e hijo durante la crianza, es todo un reto. A través de la lactancia materna la comunicación es más íntima y estrecha. Una crianza con apego, donde el bebé se sienta siempre acompañado, donde se atienda el llanto como una necesidad a satisfacer cuanto antes, y donde la protección y la seguridad del bebé sean lo más importante, está demostrado que es la manera en la que nos niños crecen más seguros de sí mismos y sanos. Una vez superada esta primera fase de la crianza,  cuando llega el momento del destete, es todo un reto pasar de ser uno a ser dos de manera equilibrada. 

En mi opinión, los niños valientes   y seguros de sí mismos, son hijos de madres que nunca tuvieron miedo a dejarlos ser.

La maternidad es crear un vínculo afectivo con tu hijo a todos los niveles, desde que se engendra pasando por el nacimiento y la etapa de lactancia. Tu hijo ha de sentir tu amor incondicional. Ha de saber que mamá siempre estará ahí para el. Pero también ha de comprender poco a poco, que ya no son uno, sino que son dos. Llegado el momento, es necesario trascender y desvincularse de manera amorosa. 
Ese es el mejor aprendizaje para las futuras relaciones de un niño. Cuando llega el momento de empezar a valerse por si mismo, y desligarse de la unidad que forma con mamá, y que ha sido necesaria mientras era un bebé desvalido. Supone un cambio para ambos que es preciso afrontar. 

Porque por supuesto es también un aprendizaje para la madre. En ambos casos, considero que vivir el proceso del desapego, es bueno para una futura relación emocional satisfactoria entre madres e hijos. 

Mi hijo no está aquí para hacerme feliz, para cumplir mis expectativas, para cuidar de mi cuando sea viejecita, ni para hacerme compañía, ni para llenar mis vacíos existenciales… 

Mi hijo no es de mi propiedad. Es mi deber después de darle unas buenas raíces, darle unas buenas alas, y enseñarle a usarlas.

Los niños que crecen siendo hombres y mujeres libres, que aman y sienten, con autenticidad y sinceridad, siendo ellos mismos, serán seguramente hijos de madres, que entendieron un día, que sus hijos no les pertenecían, que eran hijos de la vida.

Hay que ayudarles mientras lo necesiten, para criarlos y educarlos, hacerles seguros de si mismos, darles confianza para que que luego puedan ser ellos mismos.

No puedes tenerlos eternamente bajo el ala. Han de volar solos. Bien lo saben las aves que habitan nuestros árboles y tejados.
Una madre no puede tejer una tela de araña, que envuelva a sus crías por miedo a que la abandonen. Ni en nombre de la seguridad, ni de la protección, ni del amor.

Porque te amo y te amo bien, te quiero libre. Tuya es tu felicidad. Tuya tu vida. Amar es entender que tu eres tu y yo soy yo, y en el camino nos encontramos y compartimos.

Esto vale  para amigos, amantes, familiares, animales de compañía, cosas… Y es básico en la relación materno-filial.

El destete es un proceso doloroso. Emocional, física y espiritualmente hablando. Lo afirmo porque así ha sido para mi y esta es mi experiencia, mi verdad, y lo que hago con ello.

En mi opinión, después de hacer una crianza con apego, como yo he intentado hacer con Hermes, porque me parecía lo más sensato y natural, el siguiente paso es hacer un destete generoso y equilibrado, para que tu hijo entienda en el proceso, que el dolor es superable y no está solo, que tú lo acompañas, y así se relacione en un futuro, de una manera sana con los demás, y no establezca relaciones tóxicas ni dependientes.

Pasar de ser uno a ser dos, es algo bello, necesario, pero también doloroso.
Mi hijo a los 18 meses decidió no mamar más, por libre elección. Empezó a ser consciente de que es un ser independiente de mi.
Ya no seremos nunca más uno como hasta ahora. Se desligó de mi poco a poco y ese proceso fue fundamental para los dos.
Era mi responsabilidad hacerlo respetuosamente pensando en lo mejor para él. Así descubrí en el proceso, lo que era también mejor para mi.

Tal y como yo lo he vivido, si has dado pecho a demanda, y aprendes a satisfacer las necesidades de tu bebé, llega un momento con la alimentación complementaria, que el pecho pasa a un segundo plano, y se convierte en una golosina, en un juguete, y sobretodo, en algo que nos relaja y nos conecta con mamá.

A medida que la alimentación se vuelve más completa y el bebé deja de tomar papillas, (porque al tener la dentición, el instinto le pide tomar otro tipo de alimentos, y experimentar otros sabores y texturas), Hermes ya no pedía mamar, y si le ofrecía el pecho de día, no lo quería. Pasó a mamar solamente de noche, a modo de hidratación y consuelo,  mientras se iba equilibrando su sueño, y aprendía a dormir y a regularse.

Hasta aquí el proceso es lento y lógico. Pasó de mamar tres veces o cuatro en una noche, a hacerlo solo una. Mientras, iba comiendo y bebiendo de todo durante el día y en ese tiempo a la vez, aprendió a andar y a comunicarse perfectamente, aunque todavía no había encontrado las palabras.

Una noche sin previo aviso, al despertarse con sus típicos ruiditos de: «mami ven, estoy incómodo y no se porqué, y por eso lloriqueo» como todas las noches, al ofrecerle el pecho medio dormida, negó firmemente con la cabeza y me pidió agua. Ante mi sorpresa, bebió de su vaso color naranja , se dio media vuelta, y siguió durmiendo tan tranquilo, dejándome desconcertada.

Mi hijo no había mamado aquella noche. Y una parte de mi sintió una punzada de pena y de abandono. Me volví a la cama muy confusa, y ya no pude dormir. Algo estaba cambiando.

En ese momento, yo ya sentía que tenía todo controlado. El sueño lo tenía regulado, ya andaba y corría perfectamente, comía de todo, y mi niño estaba sano y feliz.
Yo había superado el trauma de la cesárea, que no es fácil, y empezaba a sentirme yo misma de nuevo.

Así que de pronto, entré en esta fase de Destete, ¡que tiene lo suyo señores!
Le seguí ofreciendo al bebé y dejando a su elección, si quería o no mamar. 

Mientras, la leche se me iba y venía de nuevo. Me subía la fiebre, me dolía mucho el pecho, y las hormonas me estaban volviendo un poco loca. Y digo un poco loca, porque creo que como seres superiores podemos controlar nuestros estados emocionales y si, las hormonas influyen y mucho, pero yo estoy al mando.
Se me saltaban las lágrimas por todo y sentía un pellizco al mirar a mi niño. Que estaba creciendo, que ya no era un bebé, sino que era una personita independiente.

Mi hijo ya podría  salir adelante sin mi y yo ya habría dejado una impronta en él muy importante. Pero ya no era imprescindible para él, aunque si necesaria, este matiz es importante.


Cambiamos de etapa, y el bebé desvalido y tierno, se convirtió en un niño, que tenía que empezar a hacer cosas por si mismo, y comenzar su viaje en este mundo.
Su cuerpo, su mente y su psique se estaban desarrollando, así como los rasgos de su personalidad.

Le he dado confianza y amorosos cuidados, buscando hacerle un ser seguro de si mismo, con confianza, sin carencias ni ningún tipo de estrés.
De los 4 meses que dejamos el colecho hasta el año y medio, mi niño había llorado muy poquito y muy suave.
Me hice experta en adelantarme a lo que podía necesitar. De esa manera sus niveles de Cortisol, la hormona que genera el estrés, fueron mínimos, y los dos aprendimos a gestionarla.

Según todos los estudios recientes sobre el desarrollo del cerebro de los bebés, cito sobretodo a la doctora Sue Gerhardt y su libro «Porqué el amor importa», está demostrado que los bebés y los niños amados, comprendidos, y atendidos con dedicación, tienen menos problemas de adaptación, sus relaciones son más placenteras y felices, y se desarrollan con más plenitud ,sin problemas psicológicos ni emocionales.

De la misma manera que he intentado no caer en ñoñerías absurdas, ni en el hecho de que tuviera muchas cosas materiales, si que me esforcé mucho en esto.

El juego consistía, en que al llegar la noche, tanto Hermes como yo, hubiéramos tenido el mejor día posible, integrando todo lo que la vida nos iba poniendo por delante.

Otro pilar importante ha sido la alimentación, y el hecho de fortalecer su sistema inmunológico, sin excesos de higiene ni esterilizaciones excesivas. Pienso que hay tantas alergias hoy en día porque nos hemos pasado en esto de mantener todo el entorno del niño tan ESTERILIZADO! Mi hijo tiene un perro, un gato, chupa piedras de la playa y está en contacto con el mundo. Es necesario!!!


Hermes no ha tomado leches de fórmula, ni nada de comida envasada para bebés. Lo he alimentado con cereales de harinas y leches vegetales ecológicas, frutas y verduras cocinadas en casa, pescado y pollo de corral, alimentos probióticos y dosis de sentido común. Vale, tardo un poquito más preparándolo, pero a cambio, no hemos ido en todo este tiempo se ha enfermado muy poco y esta fuerte como un roble, está sano como una manzana.

Mi hijo no es maquinaria cuadriculada, a veces tiene más hambre, otras menos, a veces le apetece una cosa, otras veces otra. Duerme más, duerme menos…
He ido creando rutinas de forma flexible y adaptándonos ambos, a lo que íbamos necesitando. La hora de comer, ha de ser un momento agradable, relajado y divertido. Necesitan explorar la comida, jugar con ella, ir haciéndose con las texturas y los sabores y sobretodo, comer sano y natural. Después habrá que limpiar. Pero ve entendiendo que solo hay dos tipos de niños, los limpios, y los felices. Lo haremos de nuevo…por amor.

Mi hijo ha usado ropa de segunda mano, y ha tenido en general pocas cosas materiales, porque las he considerado innecesarias. No digo que sea mejor ni peor.
Es la forma en que yo he concebido mi maternidad. Mi hijo me necesitaba a mi.

Decidí que podía integrar gracias a mi pareja, otro tipo de actividad creativa y laboral, y decidí que no llevaría a Hermes a ninguna guardería y que yo misma cuidaría de el.

Eso ha hecho que mi hijo y yo tengamos un vínculo sólido y firme, y cuando llegó el destete, requería de un esfuerzo por mi parte para dejarle ir en paz.

Comenzó esa etapa, que la gente de manera equivocada llama «mamitis». No es mamitis. Es que hasta ese momento, el bebé no tiene conciencia de que es una persona, si no es a través de su mamá. Y cuando llega ese momento de conciencia de la individualidad, necesitan reafirmarse en el vínculo con la madre, para sentirse seguros.

Es un momento muy importante y hay que hacerlo bien.
Que no se sientan nunca rechazados, pero que se les de la libertad necesaria para explorar.
Que te encuentren siempre que te busquen, pero que no les sobreprotejas y les condiciones.

A la vez, tu necesitas reencontrarte a ti misma de nuevo en esta nueva etapa, recolocando tus cositas en su sitio.

Nunca sabemos exactamente cuánta bondad, cuánto amor somos capaces de dar. Pero es siempre muchísimo más del que presuponemos.

Así he comprendido, que no se trata de sacrificio. No es esfuerzo, no es trabajo, es lo que le da sentido a la vida, a la maternidad. Es Amor a la vida.

Desapegarnos  no quiere decir que deje importarnos. Al reves!

Significa dejar al otro ser quien es, y que haga en este mundo lo que ha venido a hacer, sin condicionarle en absoluto.

Unidos para siempre por lazos invisibles, aunque los cuerpos se separen, ya están entrelazadas nuestras vidas para siempre, y es mi misión transmitirle lo que he aprendido, para que sea él mismo. Y establecer así una relación saludable para ambos. Hermes escribirá su propio destino. No está aquí ni para hacerme feliz, ni para cuidarme, ni para satisfacerme. Ese es mi propio trabajo, y en ello estoy.

Un proceso. Otro más. Todo en una misma dirección. Mis instintos, mis emociones, mis pensamientos, y lo que hago con ellos, para seguir creciendo, seguir evolucionando, creyendo, creando y compartiendo. este es el mejor legado que puedo dejar a mi hijo.

EL mundo gira a nuestro alrededor.
Somos el ombligo del mundo, con todo lo que eso conlleva. Seamos responsables, estamos aquí para ser felices, para cumplir nuestro destino.
La mejor mamá del mundo, para tu hijo, eres tú. No te quepa duda. Vivamos con esa tranquilidad esta bella aventura de la maternidad. Somos la esperanza del mundo.

Diario de la Hacedora de Nubes (3)

Diario de la Hacedora de Nubes 

Verano en Villa Prefiero el Mar


Hace mucho tiempo que perdí la cuenta de los días. Eso sí, llevo la cuenta de las noches a tu lado y de los amaneceres todos, incluso de aquellos en los que ya despertamos exhaustos, cuando ni los días ni las noches dan para hacerlo todo, y hacerlo bien. 

Hace mucho tiempo que regresé. Volví al lugar del «Ya estoy de vuelta para siempre»,después de un viaje largo y agotador, donde hubo que escalar muchas montañas, y cruzar muchos ríos. 


Yo que nunca me acostumbré a nada, he adoptado recientemente muy buenas costumbres. Yo que solía tener mucho cuidado con la vida, ahora soy absolutamente temeraria en lo que a vivir intensamente se refiere. 
No en andar a tontas y a locas dando vueltas de peonza. Yo ya regresé de eso también. Me refiero a la temeridad de vivir en el trapecio y de soltar cada día porque nada poseo. 

Absolutamente nada ni nadie me pertenece. Y en el momento que agarro el hilo de la cometa, he de soltarlo. Que la cometa no es de mi propiedad. 


Es lunes silencioso de Levante. Nueva partida para esta semana. Parece que tengo buenas cartas. En cualquier caso, procuraré disfrutar de la partida.

Diario de La Hacedora de Nubes (2)

Verano en Villa Prefiero el Mar

…esta es la vida….. la noria que sube y que baja, las tristeza que se miden en alegrias y felicidades pasadas, asi como las ilusiones futuras que se miden por las dificultades y los miedos presentes, que asumimos y superamos, haciéndonos más valiosos más profundos y más fuertes;


….así que estaremos bien, seguiremos creciendo y compartiendo, y viviendo intensamente, y encontraremos la alegría de cada día, la paz de nuestras almas, la fuerza de la contención y el sacrificio, y daremos gracias por todo lo que tenemos q es mucho, nos sentiremos orgullosos por lo logrado por nuestros méritos, que no es poco, y miraremos el horizonte con dignidad y esperanza….


asumiendo las dificultades y los obstáculos, nuestras virtudes y nuestros defectos, amándonos no a pesar de ellos, sino por su causa; 

…y serán las soledades anécdotas, y serán los deseos trascendidos, y los amores guardados en cajitas preciosas, y brillarán los ojos, y soplarán los vientos y empezaremos de nuevo…una vez más….

exactamente desde el punto en el que lo dejamos…más sabios, más buenos…y mejores…y sin tener ni idea, como ahora, absolutamente de todo, y de nada.

Diario de la Hacedora de Nubes

VERANO en Villa Prefiero el Mar

No me canso de escuchar las olas ir y venir. De atisbar por cada ventana de esta casa azul, como sopla el viento, y como está el oleaje en la orilla a cada rato. 

El mar es siempre el mismo y sin embargo…. Tiene tantos estados de ánimo, que parece un ser humano. Y cambia a da instante de color, de sonido, de intensidad, de carácter.

Hermes dice que el mar es un charco grande. Todavía no sabe hablar, pero tiene grandes ideas. 

Me propongo a llevar a cabo varias cosas. Una es completar todas las secciones de este blog que es un espejo de mi misma, y con el que quiero dejar una estela de mi felicidad, por si a alguien pudiera servirle de consuelo, de esperanza o de inspiración. 
No me mal interpreten por favor, desde la humildad y el amor de compartir lo que tengo lo hago.

 Y yo solo tengo mis palabras, mis ideas y mi voz. 

La Hacedora de nubes es esa parte de mí que no se cansa jamás. Que busca siempre la manera de seguir adelante. Voy a fabricar nubes como loca. Blancas y esponjosas. Símbolo de los sueños que vuelan sobre el cielo azul y que siempre cruzan los cielos en busca de su destino. Símbolo de lo etéreo, lo esponjoso y lo suave que hay en nosotros. Porque hemos de alzar la mirada para contemplarlas y siempre son distintas, y son perfectas, como nosotros.

Y de cada nube colgaré un objeto. Por supuesto poético y simbólico. Eso es lo que hacemos en Villa Prefiero el Mar. Vivimos un cuento y un poema por amor al arte. 

Y voy a poner esas nubes a la venta. Las intercambiaré por monedas que necesitaré par fabricar más nubes, y las nubes irán acompañadas de canciones, de libros, de poesía y de buenos deseos. 


La Hacedora de Nubes soy yo. Que ya he sido muchas cosas. Que ya he interpretado muchos papeles de mí misma, y he buscado reconocerme en cada uno, encontrando una parte de mi. 

Cada día me siento un poco más completa. Con este nuevo papel que ahora desempeñaré, espero encontrar otro trozo de mí misma. 

Cuando los tenga todos, podré abandonar la casa como hace el caracol con su concha, y disolverme en la arena de la playa, para que me sople el viento, para que me abrase el sol, para convertirme en agua. 

Inauguramos el verano con cerezas, melón y sandia  en la nevera. Fresas congeladas para hacer batidos. Huevos de corral e ingentes cantidades de tomate para morir bajo una ola de gazpacho. 


La despensa repleta de leches vegetales, cous cous y arroces varios. Vamos a intentar leer cosas bonitas, nos gusta la revista Yorokobu y Fotogramas. Tenemos libros mágicos que descubrir y estamos enganchados a Netflix y a sus series de producción propia. 
El mundo está raro. Rarísimo. Cada vez nos cuesta más salir de la burbuja. Así que nos esforzamos por CREAR NUESTRA PROPIA REALIDAD.

Hermes acapara toda mi atención. Qué mejor guardería que el universo de mamá. Tengo un cómplice, un compañero de juegos. Nadie me ha mirado en el mundo como lo hace el. 

Así que cómo no. 

Cada día afirmaré lo agradecida que me siento. Por todo lo que la vida me ofrece a cada paso. 

Por eso soy la Hacedora de nubes. La Hacedora de Canciones. La Hacedora de sueños. Me gusta mi oficio. Diplomada en nimbos y estratos, en soles y bemoles. Experta en Clave de Mi Mayor, en silencios de redonda y en tresillos y calderones. 

Sé que la vida consiste en esto. Soñar despierta. Crear una realidad. Vivir en tu propia dimensión. No puedo gritar esto a los cuatro vientos. Me darían por loca si saliera a la calle a decirle a la gente que solo fabricando belleza la belleza te envuelve. 

Por eso ahora el corazón me dice que haga nubes. Para que llueva esperanza y amor sobre las tristezas del mundo. Para que la lluvia limpie nuestros ojos. A ver si empezamos a ver más claro. A mirar bien, con los ojos del alma.

Porqué he escrito un libro de Maternidad?

«La mejor mamá del mundo eres tú»Maternidad Poética Ilustrada.

Este es el libro de mi historia de amor. Con mis fotografías, mis poemas y mis reflexiones. Es un cuento por amor al arte.
Cuando me quedé embarazada y comencé a buscar información, me quedé muy sorprendida. La mayoría de los libros eran muy técnicos, casi todos escritos por hombres, y con una visión muy parcial de todo lo relacionado con la maternidad.

Descubrí en los foros de maternidad las disputas entre las madres que practicaban un estilo de crianza u otro. Una disputa que es bastante fiera por cierto y que incluye juicios de valor.

Me pareció que todo el enfoque se hacía de manera exclusivamente mental y emocional, y que se obviaba la parte instintiva y espiritual del hecho de traer niños al mundo.

Pienso que hay mucha diferencia en cómo nuestras abuelas o incluso las madres de mi generación hacían las cosas, y como somos nosotras. Mujeres que hemos tenido muchos más derechos por suerte y que hemos tenido la posibilidad de elegir, y que ahora estamos bastante confundidas.

Creo que con respecto al tema de la maternidad hay actualmente mucha controversia. Y no hablo de esa minoría que está informada, que busca opciones, y que encuentra respuestas y obra coherentemente, hablo de una sociedad cada vez más superficial y egoísta, donde lo queremos todo y lo queremos ya, donde al final todo es o renuncia y sacrificio o culpabilidad, y donde además los parámetros que usamos son exclusivamente materialistas en muchos aspectos.

Cada vez veo más niños malcriados con muchas cosas materiales, madres estresadas, padres que no se involucran o que si quieren hacerlo no saben cómo. Competición, alimentación poco natural, reglas confusas para la educación, niños con iPad, muchas prisas y poco sentido común. Madres que quieren escuchar a todos y que al final tiran como pueden para adelante, sin disfrutar plenamente de esta etapa tan bella y especial.

Por eso busqué mi propio camino. Una Maternidad Poética, que me haga ser consciente practicando la lógica, el instinto y el respeto para mi hijo y para mí. Armonizando cada una de mis partes, para no renunciar a nada y a la vez ser eficiente, amorosa y no sentir culpa cuando necesito ocuparme de mí misma.

Para que la maternidad no sea renuncia, ni lucha, ni sacrificio ha de ser Amor sin apego, sin condicionantes, Libre y Sincero, Creativo y auténtico, Natural y sin artificios.

Para que no te cambie la vida, sino que sea vivir la vida más intensamente. Para darle a nuestros hijos la posibilidad de crecer auténticos y equilibrados, sin volvernos locas en el intento.

Pero entiendo que la única manera de concienciar o de compartir algo que uno ha descubierto y que para uno es bueno, es transmitiéndolo en libertad y con amor. Sin condenar ni juzgar ni sentenciando a nadie. Entendiendo siempre que cada uno ha de encontrar su propio camino. Por eso en este libro encontrarás únicamente mi experiencia, y además contado en forma de cuento, con poemas y anécdotas, con reflexiones profundas e imágenes evocadoras. No quiero convencerte de nada, solo contarte mi historia por si puede servirte de algo, o entretenerte y hacerte pasar un buen rato.

Por ejemplo para mí, la lactancia materna es la única opción, pero si quiero compartir con alguien mi opinión, y esperar que tú la consideres, no puedo hacerlo sentenciando ni juzgando ni forzando, sino contándote cómo lo veo yo desde el amor y el respeto.

He llegado a oír a mamás decir que el tema de la alimentación no tiene nada que ver con el amor. He visto como mujeres critican a otras por las decisiones que han tomado con respeto a la crianza de sus hijos. Veo a mi alrededor mucha crispación y mucho estrés de mamás que se ven superadas y que están exhaustas y cansadas y abatidas, y que a la vez aman a sus hijos por encima de todas las cosas y dan lo mejor que tienen. Y aún así las juzga la sociedad, las demás madres y ellas mismas.

Solo vengo a decirte que la mejor mamá del mundo para tu hijo eres tú misma cuando estás en plenitud.

Vengo a contarte que los niños se adaptan a todo, que no necesitan tantas cosas, que no tienes que preocuparte por ganar ninguna carrera. Que ellos ya nacen perfectos y que solo hay que dejarlos ser con naturalidad.

Vengo a contarte que tu cuerpo es sabio y que sigas tu intuición y solo escuches a tu corazón. Y eso parece obvio pero créeme. No lo veo frecuentemente a mi alrededor. Vengo a decirte que tu hijo no es tuyo, que no está aquí para cumplir tus expectativas, ni para hacerte feliz. Y eso querida amiga, no todo el mundo está dispuesto aceptarlo.

Otra manera de vivir es posible. Y otra manera de traer niños al mundo también.


No tengo respuestas. Solo mi experiencia y mi visión de las cosas. Estoy en el camino. Evolucionando y aprendiendo.
No giro alrededor de mi hijo. Mi hijo no es el centro de mi universo, sino un planeta con luz propia, que mientras crece, se forma y encuentra su propio centro, forma parte de mi galaxia.

La mejor mamá del mundo para Hermes soy yo cuando estoy en plenitud.

La mejor mamá del mundo, para tu hijo eres tú.

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Organizando el porvenir.


Cada día, cada etapa tiene sus cosas. Cada momento que vivimos tiene un sentido. Guarda un porqué, un motivo, un aprendizaje. Entender que todo lo que nos ocurre es parte del camino no siempre es fácil. Y a veces caer en el pánico, o la queja, el miedo o la autocompasión, son toda una tentación.

Pero no debemos. Por el contrario mantenernos firmes, alegres y agradecidos, y encarar los problemas con valentía, sinceridad y calma, es el único camino posible. 
La vida pone pruebas a los corazones nobles, a las mentes ágiles, a las personalidades fuertes, al talento y al coraje. 

Para los que no se conforman, no temen el cambio y van siempre en pos de la autenticidad, la evolución, la superación y la realización, hay pruebas que superar. Desiertos que atravesar. Laberintos de los que salir, buscando la salida contrarreloj, para encontrar el Sendero Verdadero.


Y eso es lo que forja una vida llena de experiencias. Lo que nos hace valiosos. Lo que nos mantiene humildes y serenos. Lo que nos hace aprender del mundo y de nosotros.
Y cuantas más preguntas nos hacemos, cuantas más crisis vivimos y cuantos más desiertos cruzamos, nos volvemos más eternos, más libres y más sabios. 


De esa manera nos labramos el porvenir. Que siempre es un camino hacia adelante. Siempre es una nueva pregunta, un nuevo reto, una nueva prueba y con ella, otra oportunidad.
Dentro de mi credo, está la absoluta convicción de que toda vida tiene un propósito. Tengo fe en que existe un plan para cada uno de nosotros. 

Y de que por más absurda que parezca la vida en muchas ocasiones, con sus injusticias, sus sufrimientos y sus contradicciones, hay detrás de todo un sentido y una razón para nuestra existencia. 

Comprendo, igual que trato de comprender a todo el mundo, porque eso es también comprenderme a mí misma, ese nihilismo de afirmar que la vida no tiene sentido, no hay dios que valga, y lo de que la muerte es el fin y no hay nada más. 
También pasé por esa fase en mi vida en algún momento. Recuerdo el dolor y la confusión. Pensar que la vida no tiene sentido y querer ignorar el milagro que supone estar aquí y contemplar las maravillas de la madre tierra y del universo es una decisión al fin. La que más sufrimiento provoca. 

Querer racionalizarlo todo, comprenderlo todo, pensar y pensar sin querer oír esa voz que  repite sin cesar, que la vida es algo más y que no es la mente la que te dará la solución, sino la voz que en el silencio se pronuncia certera, es una vez más, una elección.


Estar aquí y ahora al 100% es la única manera de que el futuro sea como esperamos. De poder hacer realidad nuestros sueños. De que tenga sentido el día a día y de realizarnos íntegramente segundo a segundo.
Las pruebas serán superadas y las lecciones aprendidas. Una vez tras otra. Es eso, o la condena de la repetición, la muerte en vida del aburrimiento, la mediocre normalidad y el confort del miedo y la prudencia. 
Organicemos el porvenir. Superaremos juntos cada prueba, cada desafío. Empecemos hoy ordenando el armario, las dudas y los besos.